27 julio, 2007

El negocio de ser ex presidente

Yo, de mayor, quiero ser ex presidente. La única pega es ver cómo me las arreglo para ser presidente primero... Pero estoy seguro que, con constancia, todo se andará. Eso sí: siempre con la mirada fija en el momento en que, como los buenos futbolistas, cuelgue las botas y me dedique a cosechar los frutos de mi esfuerzo.

¡Y es que esto es francamente rentable! Miren sino al ínclito Don José Mª Aznar, demócrata mayor del reino. No se le habían aireado aún las botas cuando empezó a aprovecharse de todos los contactos que había preparado en ocho años de gobierno. Conferenciante profesional allá por la América de Bush, cuando con perfecto inglés le dio por decir en Georgetown que el gobierno de ZP era enemigo de los Estados Unidos. Consejero de News Corporation, el conglomerado mediático del magnate Rupert Murdoch; he de suponer que no por sus capacidades periodísticas sino por las influencias que el expresidente maneja (sólo por esto se embolsa 148.000 € al año). Fichaje del fondo de inversión británico de capital riesgo Centaurus, que opera desde el paraíso fiscal de las Islas Caimán y maneja una cartera de más de 3.500 millones de euros. Intermediario entre el gobierno de Putin y Gazprom. Y ahora, noticia en los periódicos por su entrevista con el presidente argentino Kirchner, para presentarle a un promotor inmobiliario con intereses en su país.

No, de mayor no quiero ser bombero, ni futbolista, ni astronauta. Quiero ser... ex presidente. O familiar, que Agag tampoco se lo monta mal.
Claro que... Uno también tiene sus dudas. Tengo una vocecilla dentro de mí con la malsana costumbre de darme la lata cuando algo no le parece bien, y no para hasta que le hago caso. Y ahora no sé qué me dice de la ética personal y política, del sentido de estado, de la responsabilidad. Cierto es que me ha hecho dudar... Quizá, quizá, quizá no es tan buen plan eso de ir por la vida aprovechándose de todas esas conexiones para beneficio personal. No, si legal es... Pero ético, ¡la verdad es que no mucho...! También Schroeder aceptó un puesto de esos al poco de dejar la cancillería alemana y en su país le pusieron a parir. Claro que aquí la derecha política y mediática no dice ni mú, y le ríe al niño las monerías.

Vaya. La vocecilla me ha fastidiado el plan, yo que tan claro lo tenía. No estaría mal ser expresidente... Pero mejor me quedo con los modelos de Felipe González y Bill Clinton. Éstos sí, unos verdaderos señores.


Nacho Meneses


Juventudes Socialistas de Chamartín



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